
La postura de hoy es una de las más sencillas y gratificantes a la hora de practicarla junto a tu pareja o con quien tú más quieras. Se trata del taladro, y el nombre proviene de la forma en la que el hombre es capaz de penetrar a la mujer durante el acto sexual. Realmente es una de las más fáciles de practicar, por lo que no entraña ningún riesgo y sí muchas opciones de disfrutar del sexo como nunca antes lo habías hecho. Si tú también quieres llevarla a cabo en tu propia casa, sigue nuestras instrucciones y verás cómo te conviertes en todo un experto del tema de la noche a la mañana. ¿Empezamos?
Para llevar a cabo la postura del taladro en una relación heterosexual, la chica ha de tumbarse boca arriba en primer lugar. Después, el hombre se colocará encima de ella mirándola de frente. Esta postura guarda muchas similitudes con la posición del misionero, pero resulta mucho más excitante por el detalle que os explicamos a continuación. Una vez empiece la penetración, la chica rodeará con sus piernas la cintura del chico, anudándolas a la altura del trasero de él a través de entrelazar los pies. Es decir, la chica queda totalmente amarrada al cuerpo del chico y el contacto corporal es mucho mayor que en cualquier otra postura.
Ventajas Hombre
La mayor ventaja para el hombre, además de tener el control del ritmo de penetración en todo momento, es que al quedar colgada la chica de él a través de sus piernas, él puede sentirla a ella totalmente abierta y enganchada a su propio cuerpo. Este simple detalle hace de esta postura una de las más eróticas para un buen número de hombres, que ya la han incluido como una de sus posturas sexuales favoritas. También en una penetración anal, ya sea entre un hombre y una mujer, dos hombres o dos mujeres con ayuda de un strap-on o polla con arnés, la postura del taladro funciona perfectamente para todos ellos.
Ventajas Mujer
En cuanto a las mujeres, ya sean penetradas anal o vaginalmente, con esta postura podrán sentir toda la potencia de su pareja y disfrutar de cada movimiento de una forma plena y placentera. Y es que la mujer, al levantar las piernas y agarrarse al cuerpo de su pareja, logra que pueda ser penetrada más profundamente y aumenta así el placer producido con cada embestida de su pareja. Otra gran ventaja para las dos partes es poder ver cara a cara a la persona con la que te estás acostando. De este modo, besos y arrumacos son fácilmente realizables y con ver la cara de satisfacción de tu pareja en todo momento, la temperatura sube hasta límites insospechados.
Dificultades
No se nos ocurren grandes dificultades a la hora de poner en práctica esta postura sexual, fuera de las habituales de contar con algo de equilibro y la potencia sexual suficiente para disfrutarla en su totalidad. Por lo tanto, es ideal para que sea realizada por personas de todas las edades
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