
Nos conocimos en un bar de ambiente y desde el momento en el que nuestras miradas se encontraron, supimos que íbamos a acabar follando como animales sí o sí. Desde un primer momento me llamó la atención tu imagen completamente masculina y sin nada de pluma, además de que estabas buenísimo y tenías un cuerpo de escándalo. Algún gesto revelador fue suficiente para que te acercaras hasta mí y sin mediar palabra, nos empezáramos a enrollar bajo la atenta mirada de todos los que nos rodeaban. No hacía falta hablar para demostrar la atracción que sentíamos el uno hacia el otro, así que nos olvidamos de todo cuanto nos rodeaba y nos centramos única y exclusivamente en pasarlo bien juntos.
Cuando la cosa se empezó a poner tan caliente que estábamos a punto de explotar, decidimos abandonar el local y buscar algún sitio íntimo para dar rienda suelta a nuestra pasión desmedida. Tras el típico “en tu casa o en la mía”, finalmente acabé en su apartamento y dispuesto a darlo todo aquella noche. De verdad que me ponía a cien aquel tío, y no pensaba dejar pasar la oportunidad de demostrarle todo lo que yo era capaz de hacerle en la cama. La noche pintaba bien, y seguro que íbamos a protagonizar una escena de sexo y morbo sin igual, de esas que sigues recordando pese al paso de los años.
Seguimos morreándonos a saco mientras con mis manos buscaba tu entrepierna hasta notar a través de tu pantalón tu polla tiesa y dura a más no poder. Yo también estaba empalmado al máximo, así que nos empezamos a desnudar hasta mostrar nuestros torsos musculados al descubierto. Cuando le bajé los pantalones y vi aquel pollón enorme, no pude resistirme a mis instintos. De modo que me arrodillé ante él y empecé a mamarle la polla como si no hubiera un mañana. Mi boca trabajaba sin parar para conseguir excitarle como nunca antes. Jugaba con mi lengua y excitaba aquellas zonas que más cachondo le podían poner. Me di cuenta que estaba dando en el clavo cuando de su boca empezaron a salir gemidos sin parar. Desde luego, yo estaba disfrutando de todo aquello tanto como él, o incluso más.
Ya no podíamos esperar más para follar a destajo, así que me lancé sobre la cama y puse mi culito en pompa. Quería que aquel tío me follara sin piedad y me reventara el culo a base de bien. Con cada enculada, yo me estremecía de placer, al mismo tiempo que me pajeaba para recibir así placer por todos los lados de mi cuerpo. Se notaba que él era un activo experto, porque la follada que me estaba metiendo era increíble. Mi culo vibraba con cada sacudida que me metía, y literalmente me estaba empotrando contra el cabecero de la cama
Finalmente no pude resistirme y acabé corriéndome sobre las sábanas. Él se dio cuenta, así que aceleró el ritmo para correrse también. Le pedí que lo hiciera dentro de mí, y aquello debió de ponerle cachondo perdido, porque a los pocos segundos ya me había llenado todo el culo de lefa caliente. Notaba como entraba en mí para quedarse, viviendo así uno de los mejores polvos de toda mi vida.
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